Hace un par de semanas, luego de haber terminado una intensa jornada de cursos en un polígono de la capital, decidí emprender rumbo a casa a través de una ruta urbana local. No utilice una autopista, debido a que esa elección alargaría mi viaje por más de 1,5 hrs y con el inconveniente de ser un domingo, situación por la cual existía la alta posibilidad de congestión por el retorno de veraneantes.
El reloj marcaba aproximadamente las 17:15 hrs, día despejado y de alta temperatura, por lo cual, se podrá determinar que las condiciones de luz natural eran inmejorables.
En un determinado momento, di alcance al vehículo que me antecedía (camioneta pick up, doble cabina), dejando por supuesto la distancia y tiempo requeridos para maniobrar ante una situación de emergencia (neumáticos a la vista, similar a la regla de 3”).
En este rango de distancia, pude identificar a 2 individuos en el interior, que circulaban con las ventanas abajo y música a alto volumen. Edad promedio (por el tipo de música) 30 a 35 años. El copiloto, a través de su ventana, de manera intermitente sacaba su antebrazo, estimo, para sentir el viento.
Luego de un par de minutos y a una distancia aproximada de 90 mts., me fue posible observar como tomaban posición, junto a conos señalizadores de color naranjo, dos carabineros que se preparaban para realizar control rutinario de tránsito y documentación de conductores. Vestían su uniforme de servicio, chaleco reflectante, gorra y el infaltable “guante blanco”. (Protección balística, no observada).
Fue entonces que, al momento de detectar la presencia de los uniformados, el vehículo mencionado, encendió bruscamente sus luces de freno y disminuyó a 35km/hr aprox., (circulaba a 50 inicialmente) y, vertiginosamente, el copiloto lanzó hacia la berma un cigarrillo de aquellos que no son “factory”.
Al llegar a los conos, ambos vehículos fuimos detenidos, quedando el mío en segunda posición y, ahora, bastante más cercano al móvil en comento.
Los carabineros, un Cabo y un Sargento, inician su procedimiento de control; el primero, se dirigió al vehículo que me antecedía; el segundo, eternizando el procedimiento en una fotografía, a través de un celular.
Ambos funcionarios diestros (fundas a ese costado), portaban revolver reglamentario.
En un segundo, mi evaluación de la situación no fue favorable.
Si los tipos del vehículo anterior hubiesen sido de aquellos que fuman y venden y, hubiesen sido detectados en este control de rutina, las cosas se habrían puesto al menos oscuras.
Escenarios probables:
i. Que el conductor del vehículo acelere y se dé a la fuga.
ii. Que hubiese existido un intercambio de fuego.
iii. Que no hubiese sucedido nada (como fue finalmente).
En el primer escenario, probablemente la respuesta de los policías habría sido retardada y, el funcionario que efectuaba el control, se habría llevado la peor parte, siendo embestido con el costado de la camioneta.
En el segundo caso, se nos activaría el modo slow motion, ya que en nuestra percepción del tiempo, todo sucedería en cámara lenta y en blancos y negros, debido a que los uniformados, tampoco hubiesen reaccionado a tiempo por el factor sorpresa, siendo el movimiento más natural en esta situación, abandonar el eje de ataque, es decir, moverse hacia atrás del vehículo controlado, por ende, quedar delante del mío. Esto significaría quedar en la línea de fuego. En ese caso, ¿avanzar?... ¿retroceder?... ¿otra? Sólo piénselo por un segundo.
Afortunadamente, en esta ocasión no se alinearon los planetas, pero quise compartir la situación para poner sobre la mesa la importancia de alerta situacional, y evaluar constantemente los sucesos e indicadores que están en nuestro entorno.
¿Cómo actué?
Nunca quité la vista de los individuos sin perder campo visual; de manera muy sutil, puse marcha atrás y mantuve la posición, listo para reaccionar.
Siempre tenga un plan, adáptese, improvise si es necesario y, mantenga una mentalidad que le permita “leer” y anticiparse.
Recuerde que la posición puede ser definida como un punto de influencia o un punto de dominación y, junto a su control del entorno (alerta situacional), son las principales ventajas que usted no puede ni debe ceder, cuando de sobrevivir se trata.